lunes, 11 de noviembre de 2013

Historia de los Códices Mexicanos


CÓDICE DE DRESDE
Códice de Dresde







Padilla Garcia hizo una copia del Códice de Dresde entre 1825 y 1826; en esa copia es posible ver que casi todas las páginas del códice muestran graves deterioros. El Códice de Dresde en Antiquities of Mexico, vol. III.
Reprografía: Juan Antonio Jose Padilla Garcia
Muy pocos manuscritos pictográficos de origen maya han sobrevivido hasta nuestros días. Los códices Dresde, Madrid y París, como su nombre lo indica, se encuentran resguardados en ciudades alejadas de su lugar de procedencia, por lo que igualmente distantes en el tiempo son los datos fehacientes que podrían ayudarnos a reconstruir las circunstancias que llevaron a estos manuscritos a alojarse en repositorios europeos.
El Códice de Dresde, desde luego, no es la excepción, ya que se han construido alrededor de su historia algunas versiones que tratan de explicar su itinerario desde la zona maya en la época del contacto con los españoles, hasta su adquisición por parte del director de la entonces Biblioteca Real de Dresde, Alemania, durante el siglo XVIII.
El reconocido mayista norteamericano John Eric S. Thompson expuso la hipótesis de que este manuscrito pudo haber estado entre los obsequios enviados por Hernán Cortés al emperador Carlos V junto con otros muchos objetos en 1519. Su principal argumento se basa en la noticia que Pedro Mártir de Anglería escribió ese mismo año cuando vio los “libros innumerables” que llegaron de las Indias y que examinó directamente con sumo cuidado. Apunta el cronista italiano:
En lo que ellos escriben son unas hojas de cierta delgada corteza interior de los árboles que se cría debajo de la corteza superior… Por donde quiera que se mire el libro abierto, se presentan dos caras escritas; aparecen dos páginas, y se ocultan bajo ellas otras dos como no se extienda a lo largo, pues debajo de un folio hay otros muchos folios unidos. Los caracteres son muy diferentes de los nuestros: dados, ganchos, lazos, tiras y estrellas y otras figuras, escritas en línea como lo hacemos nosotros [Mártir de Anglería, década cuarta, cap. VIII, 1989: 279-280].
Esta cita, además de considerarse una de las primeras descripciones de un códice mesoamericano visto por ojos europeos, recoge algunas características de la escritura maya que no parecen coincidir con los rasgos de otros sistemas de representación, tales como los del centro de México. No obstante, aun con la certeza de que Pedro Mártir haya conocido códices mayas, no hay una prueba contundente para asegurar que uno de esos manuscritos pudo haber sido el Códice de Dresde.
El afamado epigrafista ruso Yuri Knorozov planteó una idea semejante al suponer que el documento llegó a Viena, Austria, como regalo para Carlos V, quien lo habría recibido del conquistador de Yucatán, Francisco de Montejo. Pero Knorozov no aclara que en realidad Montejo representaba a Cortés (junto con otros conquistadores) en el primer viaje en que se llevaron los famosos obsequios que vio Pedro Mártir de Anglería en Valladolid en 1519, por lo que no se trataba de un regalo personal de Montejo. Por otra parte, Michael Coe sugiere que los códices analizados por Pedro Mártir son los mismos que recogió Cortés en el área de Cozumel

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